El agua, una nueva esperanza para los huertos de ‘L’Esperance’ en Benín
En situaciones de subdesarrollo y pobreza las mujeres son las grandes desfavorecidas. Sí, mucho más que los hombres. Son ellas quienes sufren la mayor carga de sacar adelante los hijos y el hogar y quienes, en contrapartida, no reciben nada. Son ellas las que en la mayoría de las ocasiones no tienen ni voz ni voto, ni derecho a posesión alguna, quienes no pueden emprender por sí mismas o ni siquiera estudiar. Nuestro partner sobre el terreno en Benín, la Fundación Alaine, lo sabe bien, y por eso trabaja allí para ayudarlas a prosperar. Por ejemplo, con estos huertos urbanos en la localidad beninesa de Bougou que tienen el apropiadísimo nombre ‘L’Esperance’.
Desde 2012, año en el que esta iniciativa se puso en marcha, unas 80 mujeres de esta comunidad trabajan y recogen los frutos -reales y figurados- de estos campos cedidos por las autoridades locales. Lo hacen cuando pueden, cuando no es temporada de lluvias y cuando no tienen que ayudar a sus maridos en el campo estacional. Pero les encanta, porque trabajar por sí mismas y para ellas, supone un salto de calidad en su experiencia y proyección y, sobre todo, en el bienestar de sus hijos y de toda la comunidad. Los alimentos llegan con más asiduidad y en mejor estado nutricional, y también tienen más fácil el acceso a la escuela, ya que no solo están más fuertes y sanos, sino que tampoco se ven obligados a trabajar o ir lejos a buscar la comida.
El crecimiento y la demanda, ha sido constante. Por eso, muchas vecinas de Bougou, querían disponer de la oportunidad de contar con una porción de tierra para cultivar, pero el espacio y los recursos eran limitados. Desde Fundación Alaine nos propusieron que pudiéramos ampliar el proyecto y no lo dudamos.
Más tierra, más agua
Aunque la zona de trabajo inicial abarcaba una hectárea y media, en realidad se podía extender a tres, accediendo al terreno colindante. Pero para poder ampliar la superficie de los huertos de manera eficiente era necesario que el agua llegara también a esas nuevas zonas. El terreno original ya contaba con un forage o pozo de abastecimiento, pero que resultaba insuficiente para dar servicio al área ampliada. No había más opción que realizar una perforación nueva, y después lograr que el agua obtenida de ese nuevo pozo llegase a todos los rincones -los que ya había y los nuevos- del huerto. Y ahí entra nuestro proyecto Ampliación huerto Bougou, en el que han colaborado, además de la Fundación Alaine, La Cabra Loca y Rosi la Loca.
Dicho y hecho, nos pusimos manos a la obra para duplicar la infraestructura. La nueva perforación ya está realizada, y tiene un caudal estimado en 2,8 metros cúbicos por hora. Más que suficiente para las necesidades del proyecto. Además, se ha realizado la obra de distribución en la nueva zona del huerto y se ha dotado a las mujeres de cisternas para el transporte. Gracias a ello, ahora son ya 150 mujeres las que disfrutan de la oportunidad, de la comida y del futuro, y 500 niños y niñas que se benefician directamente de las mejoras en la nutrición y en el acceso a la escuela. Unos huertos que no solo producen comida, sino también futuro del que estamos especialmente orgullosos.
Y es que sin las mujeres el desarrollo no es posible. Procurar que ellas, y especialmente las madres, tengan un trabajo digno es apostar por el futuro. Ya lo dice el antiguo proverbio africano: «Si la mujer bajara los brazos, el cielo se caería».
